Nos encontramos ante un trauma cuando una persona es testigo, o experimenta, un suceso que impacta fuertemente, de forma aterradora o desbordante, en su memoria emocional, cognitiva o somática, causando malestar o sintomatología y dificultades en la vida cotidiana.
Se normaliza tanto la experiencia como el malestar que generan.
Podemos entender el trauma como un continuo, desde el trauma con T grande, causado por sucesos vitales extraordinarios en los que peligra de forma real o percibida la integridad física o la vida, al trauma con t pequeña, sucesos de menor intensidad de estrés, pero que suceden de manera cotidiana y repetida, dando lugar a una exposición diaria donde se normaliza tanto la experiencia como el malestar que generan. Y por supuesto, todas las combinaciones posibles entre ambos.
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